“Es innegable que Mileva podía entender sus artículos y que
incluso podía leerlos a la caza de errores”. Esta es la conclusión del autor del texto Einstein. El espacio es
una cuestión de tiempo, primer libro de la colección que publica El País
sobre los grades hitos de la ciencia, en relación al debate que se produce en
la Historia de la Ciencia de las últimas décadas sobre el papel de Mileva Maric
en los trabajos científicos que llevarían a Einstein a la gloria. ¿Sólo
leerlos?
La polémica sobre la posible coautoría se inició en el
Simposium sobre “el joven Einstein” organizado por la A.A.A.S. (Asociación
Americana para el Avance de la Ciencia) en 1990. Unos años antes, en 1987, se
abrían los archivos privados del científico después de la muerte de sus
albaceas y la correspondencia revelaba aspectos poco conocidos de la vida de
Einstein. Los detalles de la relación con Mileva Maric, su compañera de
estudios y primera esposa, la existencia de una hija nacida antes del
matrimonio de la que se pierde su pista unos años después y, sobre todo,
escrito de su puño y letra referencias a “nuestra teoría”. Los historiadores e
historiadoras se alinean entre quienes ven en Mileva una especie de musa
romántica, una inspiradora y estímulo constante a la creatividad del genio, el
papel que a lo largo de la historia se ha otorgado a las mujeres, amigas,
esposas o amantes de los grandes hombres que han contribuido a los avances de
la ciencia, y aquell@s que sostienen que los conocimientos matemáticos de
Mileva fueron indispensables para ofrecer forma y fundamento a la imaginación
teórica de Einstein. Es innegable que los años más creativos de su carrera
científica fueron aquellos en los que ambos estaban juntos.
Mileva nació en 1875 en la actual Serbia destacando desde
niña por su inteligencia y su interés por la música, la física y las
matemáticas. Su padre tuvo que solicitar permisos para que la permitieran
seguir estudiando en el nivel de Secundaria, reservado para el sexo masculino y
principal obstáculo para las mujeres para acceder a estudios superiores. A los
15 años logra las calificaciones más altas en física y matemáticas en el
Instituto de secundaria de Zagreb, al que asistían sólo dos mujeres. En 1896
supera el examen de entrada en la universidad de Zurich, una de las más
prestigiosas de Europa en el S. XIX y que permitía el acceso a mujeres y se
matriculó en la Escuela Politécnica de Zurich para estudiar matemáticas y
física. Allí conoció a Einstein, ambos compartían su amor por la ciencia y la
música y se cuenta cómo a menudo abandonaban sus clases regladas para dedicarse
a sus propias investigaciones.
Un dato muy relevante es que Mileva en el segundo año pasó
un semestre en la Universidad de Heidelberg, donde tuvo la oportunidad de recibir
clases con el eminente profesor Philip Lenard, pionero de la mecánica cuántica
e investigador del efecto fotoeléctrico, y quien obtendría unos años después el
Premio Nobel de Física. Novedades que Mileva comparte con Einstein a su vuelta
a Zurich, ante la insistencia de éste de que regresase. Cuando se presentó, no
llegó con las manos vacías, sino con conocimientos de las ideas más radicales y
novedosas de la física.
Ambos planeaban dedicarse a la profesión docente una vez
acabados los estudios, incluso optar por un puesto en la universidad, pero
estos planes se ven truncados. Einstein, debido a sus malas relaciones con el
catedrático de física matemática y técnica H. Weber, no consigue acceder a un
puesto de profesor ayudante y Mileva, quien acaba la carrera y consigue su
certificado de estudios en 1900, no logra, sin embargo, pasar el examen final
de Licenciatura en primera opción y desarrollar el proyecto de investigación
que tenía pensado para su tesis doctoral. Dos circunstancias se lo impiden: en
primer lugar, la mala relación de Weber y Einstein pudo haber pesado para que
por unas décimas se le suspendiera el examen y, en segundo lugar, Mileva
descubre que está embarazada y este acontecimiento la paraliza. La formación
reglada de Mileva acaba en 1901 pero no su dedicación a la ciencia. De hecho, durante un tiempo Weber ofrece empleo a Mileva y tiene así acceso al laboratorio, donde puede realizar trabajos empíricos sobre la capilaridad, primer trabajo relevante firmado por Einstein.
La Academia Olimpia
Mileva da a luz a una niña en su casa familiar y allí se
establece durante un año. La oposición de la familia de Einstein a su relación,
el embarazo fuera del matrimonio y la actitud del propio Einstein en relación
al nacimiento de su hija son aspectos que han sido estudiados también por
Robert Schulman Coeditor de Collected Papers of Albert Einstein, interesado en conocer todos los aspectos de la
vida del científico. Qué pasó exactamente con esta niña ha pasado a ser un
misterio aunque se apunta a su muerte por enfermedad como causa más probable de
la ausencia de datos sobre ella.
Albert y Mileva se casaron en 1903 y se trasladaron a vivir
a Berna, él trabajaba en la Oficina de Patentes y ella se ocupaba de la casa,
pero también estudiaba y compartía con él las investigaciones. En 1904 nació
Hans Albert, su segundo hijo y ella atendía a estudiantes que acogía como
huéspedes para disponer de ingresos suficientes.
El trabajo de ambos en la investigación es muy intenso y convierten su casa en un
lugar abierto donde se estudia y debate con otros científicos. “Su casa se
convirtió en un lugar de reunión de espíritus selectos, un conjunto de
personas que lo pasaban muy bien juntos y celebraban los descubrimientos
trabajando en común. A estas reuniones asistían, entre otros, los hermanos
Habits, Maurice Solovine, el ingeniero Angelo Besso y su esposa. En ellas se
leía y se discutía no sólo de ciencia sino también de filosofía. A este grupo y
sus reuniones se los conocía como la Academia Olimpia” (Esther Rubio Herráez,
38)
Los artículos publicados
en 1905
En 1905, se publican los tres relevantes trabajos de Einstein: La
teoría especial de la Relatividad, el trabajo sobre el Efecto fotoeléctrico y la Teoría del
movimiento browniano y son pocos los historiadores que dudan sobre la
contribución de Mileva a los mismos.
Evan Harris, científico estadounidense ha realizado un
estudio cuantitativo y cualitativo de las referencias de Einstein a los
estudios e investigaciones que estaban efectuando él y Mileva y al futuro éxito
de compartirían con sus descubrimientos utilizando términos como “nuestro
trabajo”, “nuestra teoría”, “nuestra colaboración”, “nuestras investigaciones”
, “nuestros artículos”. (Rubio Herraez, 68).
En Marzo de 1901 Einstein escribe: “Qué feliz y orgulloso estaré cuando
juntos hayamos culminado con éxito nuestro trabajo sobre el movimiento relativo”.
Evan Harris afirma:
“La teoría especial de la Relatividad comienza con la tesis
que Mileva escribió y presentó para su supervisión al profesor Weber, cuando
estudiaba en la Escuela Politécnica de Zurich, cuya memoria se ha perdido. El
efecto fotoeléctrico tiene su origen en los trabajos de Mileva cuando ésta
estudiaba en Heildelberg con el profesor Lenard, al cual posteriormente le fue
concedido el Premio Nobel de Física, precisamente, por su trabajo experimental
sobre el efecto fotoeléctrico. La teoría del movimiento browniano es producto
del pensamiento de Eintein y de su interés por la termodinámica. Mileva
contribuyó al mismo con el trabajo matemático, describiendo el movimiento
desordenado de las moléculas”. (Citado
por Rubio Herráez, 72. Fuente: E. Harris, “Ms. Einstein” (A.A.A.S.) Annual Meeting, 1990. Y “Mileva Maric’s Relativistic
Role”, Physics Today, vol. 44, nº 2,
1991.)
Otras investigadoras como Senta Troemel-Ploetz y la biógrafa
Desanka Trbuhovic, sostienen que Mileva era la que desarrollaba las matemáticas
de las nuevas teorías y enfoques que hicieron famoso a su marido. Y en ello
está de acuerdo el biógrafo de Einstein, Peter Michelmore, quien también
sostiene que Mileva era una excepcional matemática y que ambos trabajaron arduamente en
Berna en la teoría de la Relatividad.
Mileva escribe a su amiga Helene Kaufler: “Hace poco hemos
terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido”.
La fama de Einstein
En 1909 regresan a Zurich, donde Einstein ha conseguido una
plaza de profesor en la universidad aunque, igual que en Berna, Mileva acoge a
estudiantes para contribuir a los gastos familiares. Y aunque su casa seguía
siendo punto de encuentro de científicos y de debates estimulantes, la actitud de
Einstein hacia Mileva cambia, deja de tener la relación de años atrás. Mientras
él es cada vez más un científico reconocido mundialmente, Mileva deja de ser la
mujer excepcional con la que se relacionaba como amiga y colega, como
investigadora con la que compartía sus proyectos. Mileva tiene su tercer hijo en 1910 y
le ayuda en la preparación de clases y conferencias y se traslada con él y sus
hijos a Praga donde en 1911 le ofrecen un puesto en una universidad a pesar de
la opinión contraria de ella. En 1912, regresan a Zurich y en 1914 se instala
en Berlin, donde llega también Mileva, a un ambiente que a ella le desagrada, más aún cuando las relaciones
entre Einstein y su prima Elsa Löwenthal son cada vez menos secretas.
El reconocimiento de Einstein, la búsqueda del prestigio, la
fama y la admiración le alejaron de Mileva y sus hijos. Pero la verdadera
naturaleza del deterioro de la relación entre ambos y el papel que debía
representar Mileva como esposa del famoso científico queda bien reflejado en la
carta subastada en 1996 y de la que se hizo eco la prensa. Su esposa, Mileva,
para vivir con él debía cumplir estas condiciones:
A. Tendrás
que encargarte de que:
1. Mi ropa
esté siempre en orden
2. Se me
sirvan tres comidas diarias en mi cuarto.
3. Mi
dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y de que nadie toque mi
escritorio
B. Debes
renunciar a todo tipo de relaciones personales conmigo, con excepción de
aquellas requeridas para el mantenimiento de las apariencias sociales. No debes
pedir que:
1. Me
siente contigo en casa
2. Salga
contigo o te lleve de viaje.
C . Debes
comprometerte explícitamente a observar los siguientes puntos:
1. No
debes esperar afecto de mi parte y no me reprocharás por ello.
2. Debes
responder inmediatamente cuando te dirija la palabra.
3. Debes
abandonar mi dormitorio y mi estudio en el acto.
4. Prometerás no denigrarme cuando así te lo
demande yo ante mis hijos, ya sea de palabra o de obra.
Su vida sin Einstein
A los pocos meses de su llegada a Berlín, Mileva regresa
sola con sus hijos a Zurich, aunque se resiste a concederle el divorcio cuando
Einstein se lo solicita en 1916. Mientras, vive en una pensión con pocos
recursos hasta que comenzó a dar clases particulares de música y matemáticas y pudo alquilar un apartamento y dar una vida digna a sus hijos. La guerra y la separación la debilitaron y enfermaron y a partir de este
momento la depresión y la tristeza la acompañarán siempre. El divorcio llega en
1919 y pactan que si Einstein gana el Premio Nobel ella recibiría una parte, lo
cual también ha sido subrayado como un elemento que, si no prueba, si afianza la
posición de los que defienden la tesis de la relevancia de la colaboración de
Mileva en las publicaciones de 1905.
Con el dinero pactado, que finalmente recibe tras la
concesión a Einstein del galardón en 1921, compra un edificio de apartamentos
en Zurich, ciudad en la que vivirá hasta su muerte ocupándose de sus hijos, en
especial del menor, Eduard, que es diagnosticado de esquizofrenia y que sufre
de brotes violentos que ponen en peligro la vida de Mileva. A pesar de ello, lo
mantuvo en su casa y se ocupaba de él evitando su internamiento en centros
psiquiátricos, aunque a veces ha de contratar a un guardaespaldas para que la proteja de sus ataques. Su hijo mayor, Hans Albert, estudió como sus padres en la
escuela Politécnica de Zurich y tras casarse con una profesora alemana se
trasladó a EEUU en 1937 donde trabajó como profesor en la universidad de
California.
Mileva, tras un nuevo brote psicótico de su hijo, es ingresada por una crisis nerviosa y murió sola tras varias embolias en 1948. Siempre conservó su apellido Einstein y así figura en
la inscripción de su tumba en el cementerio de Zurich. Un hecho que también
interpretan como una reclamación silenciosa del valor su trabajo.
Referencias:
-Esther Rubio Herráez, Mileva
Einstein-Maric. ¿por qué en la sombra?. Editorial Eneida, Madrid 2006.
-Cartas a su novia
Mileva. Princeton, U.P., 1987
-Documental sobre la vida de Mileva y la relación con
Einstein emitido por Documanía. Con intervenciones de destacados historiadores e historiadoras como Andrea Gabor, Gerard Holton, John Stachel, Evan Harris y Robert Schulman, entre otros.
Pues hay que ver de las cosas que el mundo se entera, después de endiosar a una figura como 'Einstein. Que resultó no ser el genio total que pensábamos y que, a nivel personal, resultó un ser de muy bajo nivel moral y miserable, cuando se le pasó el amor y la cal...entura que sentía por su esposa.
ResponderEliminarLLegando a humillarla, con las condiciones de vida que le impuso, y que están comprobadas por la carta que él mismo escribió.
Junto al hecho inaudito de, despues de usar el "nosotros", para los trabajos que lo hicieron famoso y haber obtenido el máximo reconocimiento, lo que demuestra que fue un trabajo conjunto, la desconoce a ella como partícipe e, inclusive, la fuente de sus trabajos, a través de las informaciones que ella le entrega.
Estoy anonadada, desilusionada... qué se yo.... mal. Porque esta descripción de Einstein, no se corresponde con todo lo que aprendimos y aplaudimos.
Llego a la conclusión de que el genio fue ella, ya que supo interpretar los conocimientos de sus profesores y dárselos a Einstein, quien los desarrolló, pero no fue el pensador primario de la idea. Salvo el movimiento browniano.
Muy poco para recibir el premio Nobel, para un hombre que, evidentemente, carecía del conocimiento matemático, necesario para trabajar sin ayuda.
Muy triste, lo que se descubre en las biografías de los supuestos "grandes hombres", que muchísimas veces ocupan esos lugares, gracias a mujeres que están a su lado, con diversos roles.... pero mujeres.
Mujeres, siempre anuladas, negadas, humilladas, ignoradas. Esto que llamamos la maravilla de la maternidad, tiene la gran negatividad de acabar con el desarrollo personal de la mujer, en los casos de esposas de estos hombres, que se apoyan en ese factor, para destruirlas como profesionales y como mujeres.
Totalmente de acuerdo con el comentario anónimo del 8 de de noviembre de 201, me parece muy acertado. Es impensable que una mujer con la formación científfica de Mileva no tuviera influencia alguna en los descubrimientos que se atribuyen a su marido, sobre todo teniendo en cuenta que la base primaria de su relación era intelectual, y de allí nació el amor. La historia, los biógrafo de Einstein, y el mundo deben reivindicar plenamente a Mileva Maric y su triste, abnegada, y desolada historia de vida.
EliminarA veces nos sorprendemos a nosotras mismas por nuestra ingenuidad y pensamos: ¿Cómo no lo vimos?
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGloria Susana Leguizamón de Millán. Siempre detrás de un gran hombre, hay una gran Mujer.
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