(Texto, a excepción de la Intro, de la Conferencia titulada De astrolabios y Filosofía: Hypatia de Alenjadría, impartida el 6 de Octubre de 2009 en el curso Mujeres y astronomía, organizado por el IUEM en la ULL)
El alumnado de primero de bachillerato configura la última promoción que cursará la asignatura de Filosofía y Ciudadanía, si el gobierno sigue adelante con la propuesta de eliminación de esta materia. Así se lo han comunicado a l@s chic@s. Además, puesto que es el último curso, la profesora de este grupo no considera muy necesario incidir en el apartado “mujeres filósofas”, una redundante etiqueta que se incluye en los libros de texto y que, fuera de las clasificaciones de la historia de la filosofía, dedica un apartado de menos de una página a citar unos pocos nombres de filosófas. De Hipatia, unas líneas para destacar que era la hija de Teón de Alejandría y que murió de una forma violenta. Recupero pues, para mi hijo y sus compañer@s de clase, mis notas de una conferencia impartida hace unos años en el curso Mujeres y Astronomía.
Sobre las fuentes y la diversidad de imágenes sobre Hipatia.
Hipatia aparece por primera vez en la literatura europea en
el siglo XVIII. Como señala Maria
Dzielska en su estudio sobre Hipatia, John Toland publica en 1720: “Hipatia o
la historia de una dama de gran belleza, virtud y sabiduría, competente en
todo, que fue descuartizada por el clero de Alejandría para satisfacer el
orgullo, la envidia y la crueldad del arzobispo a quien se conoce, de manera
universal aunque inmerecida, como san Cirilo”. El ensayo causa un gran revuelo
en los círculos eclesiásticos y Thomas Lewis publica como respuesta: “La
historia de Hipatia, una desvergonzadísima maestra de Alejandría. En defensa de
san Cirilo y del clero de Alejandría contra las acusaciones del Sr. Toland”. La
batalla estaba servida.
Ya Voltaire y los ilustrados creyeron
que Hipatia había sido asesinada porque creía en los dioses helenos, las leyes
de la naturaleza racional y la capacidad de la mente humana liberada de dogmas
impuestos. Así, los pensadores
ilustrados mostraron la muerte de Hypatia como un conflicto entre paganismo y
cristianismo. Paganismo identificado con la cultura griega que se extinguía
ante el avance de un nuevo mundo ligado al cristianismo emergente. La muerte
(el despedazamiento) de Hypatia sería el símbolo también del desmembramiento y
desaparición de la cultura clásica en el momento que da paso a una oscura Edad
Media. El mundo antiguo, la cultura clásica, se había caracterizado por el
culto a la razón, a la luz de las demostraciones geométricas, la claridad de
las ideas y la argumentación formal y el gusto por la belleza y el canon
armónico. Frente a ello, se produce el avance de un mundo presidido por el oscurantismo,
el temor, la religión y los dogmatismos asociado todo ello también a unos
elevados niveles de violencia generalizada. Esta etapa fue superada por los
europeos precisamente por una apuesta de la razón frente a la religión, y esa
razón era representada por Hipatia y la religión por sus asesinos. Así,
Voltaire, por ejemplo tomó el asesinato de Hypatia como expresión del
irracionalismo que ellos mismos (los ilustrados) querían combatir gracias a la
Filosofía y la nueva ciencia. Examina la cuestión en la obra titulada Examen importante de Milord Bolingbroke o la
tumba del fanatismo. Y en su Diccionario
Filosófico, Voltaire insiste en su tesis de la muerte de la razón debida al
fanatismo religioso y añade una ocurrencia: “cuando se desnuda a mujeres hermosas,
no es para perpetrar matanzas”.
El
historiador inglés E. Gibbon, influido por las ideas de la ilustración,
el neohelenismo y el estilo literario y filosófico de Voltaire, elabora la
leyenda de Hipatia. El “crimen de Alejandría” encaja con su tesis de que la
consolidación del cristianismo es la causa de la caída de la antigua
civilización. A mediados del S. XIX la leyenda literaria de Hipatia llega a su
punto más álgido de la mano de poetas de corte romántico para quienes Hipatia
sigue viva en la imaginación occidental como la encarnación de la belleza
corporal y de la inmortalidad del espíritu, de la misma manera que los ideales
paganos de Grecia han moldeado la espiritualidad de Europa y se asocian ideas
de éxtasis romántico acerca del “paraíso de los griegos”. Mientras los poetas y
literatos exaltan la figura de la filósofa, Charles Kingsley, clérigo
(anglicano) novelista e historiador inglés, en 1893 elabora su leyenda en “Hipatia
o los nuevos enemigos con rostro antiguo”, una novela romántica, de mediados de
la época victoriana y fuertemente anticatólica. En la obra, Hipatia (hermosa,
sabia y virtuosa) muestra un odio feroz
al cristianismo y aunque al final se convierte y es bautizada como cristiana,
la asesinan los monjes dando rienda suelta al fanatismo, a la ignorancia y a
ocultos deseos carnales. Kingsley subraya el aspecto erótico del crimen. El
libro se traduce a muchos idiomas; también a español con el título Hipatia o los últimos esfuerzos del
paganismo en Alejandría con el objetivo de suavizar la crítica
anticatólica, e incluso se hacen tesis sobre él, su retrato de Hipatia funciona
como un símbolo de civilización que desaparece. Con la muerte de la última
idealista del helenismo desaparecen los valores griegos.
A finales del XIX y ya en el XX,
seguimos encontrando obras literarias o de historiadores que siguen enfatizando
la idea de Hipatia como figura heroica en el conflicto de dos poderes de la
historia europea: el espríritu libre que busca la verdad en el mundo material
frente a la religión supersticiosa (representada por la Iglesia) que esclaviza
la razón. En 1925 Dora Russell escribe una obra titulada Hipatia que versa sobre la necesidad de trasmitir el espíritu de la
filósofa a las nuevas generaciones para que las mujeres tengan la misma
libertad de acción que los hombres. Y en los años 80 se fundan dos revistas de
pensamiento feminista que llevan su nombre, en Atenas y en EEUU.
¿Quién fue Hipatia?
Sabemos la fecha de su muerte pero se mantienen incertidumbres
en torno a la fecha de nacimiento: Se barajan tres fechas: 355, en torno al
370-75 y hacia el 390. Como argumenta
Dzielska, si hubiese nacido en el 390 habría muerto con menos de 25 años lo
cual no parece ajustarse a la biografía intelectual de una mujer que había
dedicado muchos años a la ciencia y a enseñar filosofía siendo venerada como
una maestra de gran sabiduría (aunque esta fue la imagen difundida por Kingsley
en su obra). Los argumentos a favor de la fecha del 375 darían la razón a la
afirmación de Dasmacio, una de las fuentes sobre la vida de Hipatia, de que
esta era una bella mujer cuando muere, lo cual no se hubiese aplicado a una
mujer mayor de 40 años. Pero su discípulo, del que se conservan sus cartas y
que es una de las fuentes principales de interpretación historiográfica sobre
la vida y obra de la filósofa habría estudiado con Hipatia en la década del
390, lo cual hubiese significado que maestra y discípulo contaban la misma edad
(unos 20 años), lo cual no encaja del todo con el tono de respeto y reverencia
que utiliza Sinesio al referirse a su maestra. La más plausible, por tanto, es
la de en torno al 355, al haberse encontrado también referencias en un autor
bizantino del siglo VI a Hipatia como una palará,
una mujer mayor, en el momento de su muerte.
Hipatia fue matemática, astrónoma y filósofa neoplatónica. De
acuerdo con la información contenida en la enciclopedia bizantina del S. X Suda, su padre Teón fue el último
director del Museo de Alejandría. Astrónomo y matemático, consagrado al estudio
de Euclides y Tolomeo, predice más de 300 eclipses de sol y de luna, un erudito
extraordinariamente culto que se interesa también por la filosofía, la literatura
religiosa pagana y por las antiguas prácticas de adivinación e incluso la
alquimia, ciencia alejandrina. Algunos de los trabajos científicos de Teón se
han conservado como su adaptación de los Elementos
de Euclides, pensada para la docencia, los Datos
y la Optica. También fue comentarista
de las obras de Ptolomeo. Teón no trabaja sólo, tiene colaboradores y, entre
ellos, su hija es la más destacada e incluso algunas fuentes la definen como
superior en sabiduría a él, sobre todo en Astronomía y Filosofía. No era
extraño en las clases altas del Imperio Romano que las mujeres recibieran
educación, en el caso de Hipatia es obvio que la privilegiada situación de su
padre, así como su orientación platónica (que recomendaba la educación de las
mujeres) determinó que obtuviera la mejor educación filosófica. La formación
matemática y astrónómica era una parte de la formación filosófica.
La búsqueda del conocimiento y su faceta como maestra.
Teón e Hipatia se dedicaron al estudio y la investigación y
fueron magníficos comentaristas y editores. Editaron, preservaron y enseñaron
el trabajo de los grandes astrónomos y matemáticos.
Pertenecientes a la escuela platónica tardía o gnóstica
consideró que las cuestiones filosóficas importantes: ¿Quiénes somos?, ¿cuál es
nuestro lugar en el orden de las cosas?, ¿cuál es la naturaleza de Dios?, ¿y la del bien y el mal? necesitan respuestas
que sólo pueden gestarse tras el estudio profundo de nuestro mundo. Para
Hipatia y el resto de estudiosos de su tiempo, la Metafísica y la Cosmología
llevaba a las Matemáticas, la Astronomía, la Geometría y la Física, y gracias a
ellas, a las repuestas sobre las grandes cuestiones religiosas, sociales y
políticas de su tiempo.
Las nuevas interpretaciones
historiográficas sobre Hipatia y la atención a las fuentes consideradas
secundarias, en este caso la correspondencia de su discípulo Sinesio de Cirene,
revelan una Hipatia desconocida o no tenida en cuenta en los textos
tradicionales. Y es la faceta de maestra. Sus enseñanzas y actividades
filosóficas atraen a un buen número de discípulos que conforman su círculo más
cercano y a los que guía pacientemente en el camino de la búsqueda del
conocimiento. Los alumnos más cercanos son personas que más adelante
desempeñarán cargos importantes imperiales, civiles o eclesiásticos y gran
parte de los miembros de la élite cultural, social y política de Alejandría son
amigos de Hipatia y asisten a sus clases o conferencias públicas. La propia
Hipatia ocupa una importante posición social, cultural y política en la ciudad,
lo cual, como veremos más adelante, es una de las claves para comprender su
violenta muerte. Dado su prestigio espiritual, su vida ascética, sus dotes
políticas y popularidad como profesora promueve el respeto por la Filosofía y
cuenta con la estima de todos, quienes la admiran por su prudencia y
moderación. Su escuela está formada por estudiantes de diversos credos
religiosos: paganos, cristianos y judíos conviven en sus clases y proceden de
diversos sitios, de Siria, Cirene, Alejandría, de Constantinopla, la capital
del Imperio, etc. Todo el que desea estudiar Filosofía acude a ella y ella
respeta a los cristianos, se muestra indiferente a los ritos y cultos paganos y
se mantiene neutral en las luchas y altercados de tipo religioso.
¿Qué Filosofía? Y ¿cuál es el papel de la Matemática y la Astronomía en
ella?
Hipatia desvela a sus alumnos el
sentido profundo de la investigación filosófica, se la considera como una “guía
auténtica para los misterios de la Filosofía”. Y la filosofía de Hipatia es la
de Platón, un platonismo tardío o neoplatonismo. La sabiduría se alcanza tras
un viaje a través de los conocimientos y una vez que el espíritu se halla en un
estado de revelación, de contemplación, de teoría.
Se alcanza la experiencia de ver la verdadera realidad, la causa original
de la realidad temporal, el origen y la explicación, por tanto del porqué de
las cosas.
La vida de la persona que experimenta
este evento, da un giro radical, alcanza la vida verdadera tan buscada por
todos l@s filósof@s. A partir de ese momento esa persona se guiará siempre por
la Razón, y la utilizará para alcanzar el éxtasis que eleva a otra dimensión la
existencia personal, el logro de la Felicidad, la fusión con el Uno. El
espíritu llega a contemplar la Belleza y la Bondad últimas (no las particulares
y efímeras) y para alcanzar esta elevación del espíritu, de acuerdo con la
filosofía platónica, han de desarrollarse las capacidades cognitivas a lo largo
de la vida, una vida vivida de acuerdo con la razón, un gran esfuerzo de
cultivo de los conocimientos pero también de perfección ética. Sólo desde esta
perfección en el comportamiento puede aspirarse a la contemplación última de la
Verdad. Ella misma se autoimpone tal perfección: se mantiene casta, virgen,
lleva una vida ascética (lleva la capa de los filósofos sobre sus hombros) y en
gran medida mística y su comportamiento es intachable.
Además de estudiar Ontología y Etica,
Hipatia enseña Matemática y Astronomía. En realidad, las matemáticas son un
instrumento muy importante en este camino de búsqueda de la sabiduría. Sus
verdades dirigen a los estudiantes, les abre los ojos a la realidad ideal al
entrenarles en las generalizaciones, demostraciones. La perfección geométrica
es la vía de entrada a las verdades del orden real. Y de todas las ciencias
matemáticas, la Astronomía es la que ocupa el lugar más alto. Ella dice, por
boca de Sinesio: la astronomía es, por sí misma, una forma divina de
conocimiento.
“De esta manera los ritos sagrados de
la filosofía se harán accesibles a quienes buscan la sabiduría tradicional así
como a quienes estudian los principios de las matemáticas, la geometría y la
astronomía. Y la astronomía procede a sus demostraciones de manera clara y
precisa, haciendo uso de la aritmética y de la geometría como auxiliares; se
trata de disciplinas a las que se puede llamar propiamente una medida fija de
la verdad”
Así pues, las matemáticas y la
astronomía son simples escalones que llevan a un conocimiento superior, la
filosofía del ser.
Sus trabajos científicos.
Los comentarios en la tradición clásica han de ser
interpretados adecuadamente, no suponían una mera adición de comentarios
críticos o aclaraciones al texto original sino que, por lo general, suponían
una reescritura completa, así como una presentación alternativa de los
problemas con el objetivo de simplificarlos para la docencia, pero a los que
con frecuencia se añadían contribuciones originales propias, diferenciadas del
original y muy apreciadas si la autoridad del comentarista era alta. En el caso
de los comentarios de Hipatia además de mostrar su alta calidad científica,
permitieron la continuidad del uso de unos textos que con toda probabilidad
hubiesen desaparecido. De hecho, muchas
de las obras de la Antigüedad se conservan a través de los comentarios.
Comentario sobre la Aritmetica
de Diophanto. Este
comentario que incorpora la copia del texto original, es la versión del trabajo
de Diofanto más antigua y genuina que sobrevive. Ella desarrolló las llamadas
ecuaciones diofánticas, expresiones algebraicas con múltiples soluciones
enteras (ej. Las diferentes maneras en que se puede cambiar un euro empleando
monedas de diferente valor). También las llamadas ecuaciones cuadráticas o
ecuaciones de segundo grado.
Comentario sobre las Cónicas
de Apolonio. Las
cónicas son las curvas que aparecen al cortar un cono con un plano (círculos,
elipses, parábolas e hipérbolas). Su trabajo es la mejor descripción y
tratamiento crítico de las mismas hasta el S. XVII, cuando vuelven a ser objeto
de estudio a raíz de la utilización de las mismas por Kepler para definir
adecuadamente la trayectoria de los planetas. E. Halley, el astrónomo,
coleccionó todas las versiones antiguas e intentó reconstruir el manuscrito
original y las aportaciones de Hipatia al mismo.
Comentario sobre la Sintaxis Mathematica de Ptolomeo. Editó el tercer libro del Comentario
iniciado por su padre Teon. El Canon
Astronomico es parte del comentario a
la Sintaxis Mathematica de Ptolomeo.
El Comentario al Libro III de la Sintaxis Matemática de Ptolomeo.
Según la descripción de E. Waithe en
su History of Women Philosophers, Hipatia
comienza su trabajo con un capítulo de 36 pag. que contiene una recapitulación
de los dos Libros precedentes y un análisis de la historia de la astronomía
solar hasta sus días. Describe la teoría solar de Ptolomeo, la duración del
año, los días, las estaciones, etc. Hay que recordar, para comprender las
innovaciones de Hipatia que hasta la revolución copernicana se trabajaba con
una visión geocéntrica del mundo: El sol y los planetas describen una órbita en
torno a la Tierra, inmóvil y firmemente anclada en el centro del universo.
En sus comentarios acerca de la
teoría del movimiento solar de Ptolomeo, clarifica y sitúa en contexto las
aportaciones del astrónomo alejandrino del S.II.; pero sus comentarios son
también críticos, allí donde Hipatia advierte errores o imprecisiones que
necesitan de correcciones técnicas, pero también metodológicas o conceptuales.
Por ejemplo, Hipatia plantea que muchos de los problemas de la teoría
ptolemaica sobre el movimiento del sol y la localización precisa de los
equinoccios se debieron a que sólo se tomaba en consideración el año tropical
(el año tropical es el tiempo que tarda el Sol en volver al mismo equinoccio:
menos de 365 ¼ días) y no el sideral: es el periodo de retorno de las mismas
estrellas fijas y es más largo que el año tropical. De hecho algunos historiadores comentan que
Hipatia, en esta apreciación, estaría aludiendo al uso del año Sótico (el
tiempo que tarda la estrella Sirius en volver a la misma localización celeste:
365 días, 6 horas, y varios minutos). Este sistema podría establecer cálculos
de los equinoccios de forma más precisa, y calcular equinoccios remotos en el
tiempo con mayor garantía que el esquema ptolemaico.
Respecto a los mecanismos matemáticos
de Ptolomeo, como la excéntrica, el epiciclo y el deferente y el ecuante,
concebidos como hipótesis geométricas que ‘salvaran las apariencias’ de
irregularidad de los movimientos del Sol, la Luna y los planetas, cuestión que
generó una gran discusión historiográfica, metodológica y epistemológica a lo largo
de los siglos sobre cómo concebirlos: si como meras ficciones matemáticas que
permiten calcular, aunque sometidos a ciertos principios físicos que funcionan
como marco en el que desarrollar la investigación astronómica, o si a pesar de
ser mecanismos matemáticos deben, en último término, ser consistentes con una
descripción física, en términos realistas, de los movimientos celestes, la
posición de Hypatia parece ser esta última. Afirma en su comentario que era imposible que
el Sol pasara por el mismo punto en el deferente y en la excéntrica según los
diagramas de Ptolomeo. Los dos movimientos del Sol no estaban bien
sincronizados, lo que debía ser resuelto.
Sus comentarios debieron ser
estudiados cuidadosamente por Copérnico, diez siglos más tarde, cuando éste,
ávido estudioso de la tradición astronómica, y conocedor de los comentarios a
la obra de Ptolomeo, de los cuales, la obra de Teón e Hipatia es considerada la
más antigua y de mayor calidad, propone su reforma de la astronomía. El único
ejemplar del libro III de la Syntaxis de Ptolomeo con los comentarios críticos
de Hipatia se encuentra en Florencia, en la Biblioteca de los Medici. Podemos
suponer, como afirma Waithe, que Copérnico
leyera los comentarios de Hipatia al Tercer Libro y que prestara atención a las
críticas metodológicas que ella elabora sobre algunos aspectos de Hiparco y
Ptolomeo. En concreto sobre la imposible sincronización de los movimientos del
Sol en el esquema ptolemaico, lo cual pudo influir sobre la decisión
copernicana de cambiar las funciones de la Tierra y el Sol en su modelo
heliocéntrico.
Los instrumentos de observación
astronómica: el astrolabio y el Canon
astronómico.
Una aportación complementaria, con la que Hipatia perfeccionó la
contribución de los antiguos astrónomos fueron las tablas astronómicas. La
cuidada elaboración de las tablas astronómicas de Hipatia, la inclusión de un
nuevo cálculo de los valores matemáticos de los eventos celestes descritos por
los astrónomos antiguos, tuvo como objetivo revisar la adecuación de los datos
de observación al esquema ptolemaico con la ayuda de nuevos instrumentos
científicos como el astrolabio.
Establecer mediciones de los cielos
de forma correcta, pero también localizaciones geográficas remotas puso a
prueba el genio matemático de los alejandrinos. La geometría plana de Euclides
fue superada por la esférica de Hiparco, la cual estableció tablas numéricas
que permitieron hacer mediciones rectas a lo largo de líneas circulares (las
tablas de cuerdas precursoras de las trigonométricas que permiten trazar senos
y cosenos de ángulos). El astrolabio, un instrumento inventado por Hiparco
según algunas fuentes aunque no hay acuerdo sobre ello, permite medir las
posiciones de las estrellas en el cielo. Tal posición, depende, además, de las
coordenadas geográficas del lugar desde el que se hace la observación. Y, de
forma inversa, el conocimiento del lugar permite saber la hora. El astrolabio
es literalmente un modelo del universo, todos los conocimientos de la época
sobre el cielo y la tierra están situados en un pequeño disco de metal, en el
que están grabados todos los símbolos y cifras necesarios para realizar los
cálculos precisos.
Hipatia construyó astrolabios y era
experta en su manejo como se afirma en la Carta de Sinesio a Paeonius. En ella
Sinesio relata cómo él mismo construye astrolabios a partir de las enseñanzas
de su sabia maestra. Este texto es considerado un documento importante en la
historia de la astronomía.
Claves de su muerte e
interpretaciones.
Existen al menos tres
interpretaciones conocidas: Dasmacio, Isidoro, Obispo de Nikiu y Sócrates
Escolástico, y una selección de estos textos se encuentran en antiguas entradas
del blog. En nuestro país, el director Alejandro Amenábar refleja bien el
contexto histórico y las claves de su muerte en su película Agora.
El patriarca Teófilo, a quien sucede
Cirilo, lleva a cabo una campaña en la ciudad en contra del paganismo,
eliminando los cultos religiosos aún existentes. En el 391-392 ataca el
Serapeo, centro de culto pagano en Alejandría. Muchos paganos se atrincheran en
el templo y hacen incursiones contra los cristianos, lo que provoca un edicto
del emperador por el que se ordena a los paganos a abandonar el templo y se
entrega el Serapeo a la Iglesia. Algunos filósofos neoplatónicos, afines a las
religiones antiguas se unen a la causa en defensa de los paganos y finalmente,
ante la derrota, abandonan Alejandría.
Sin embargo, en este tiempo la
actividad filosófica de Hipatia no se ve afectada, evitando los escenarios de
las batallas entre cristianos y paganos. Hipatia no comparte el politeísmo
griego, ni los cultos tradicionales locales y tampoco apoya su platonismo con
prácticas relacionadas con rituales, adivinación o magia, no participa en
definitiva de las prácticas paganas de culto. Tampoco se siente obligada, en los
círculos en que se mueve, a ocultar su religiosidad no cristiana, ella disfruta
gracias a su autoridad moral de independencia intelectual y de tolerancia de
las autoridades eclesiásticas. E incluso argumenta que su sentido de la
religiosidad no está muy alejado de los principios del cristianismo.
Pero estas circunstancias comienzan a
cambiar con la elección de Cirilo, lo cual provoca malestar y división entre
los propios cristianos. Además, la acción política de Cirilo va encaminada a
ampliar el poder eclesial, promoviendo la idea de la pureza de la fe, se vuelve
contra los judíos y contra todos aquellos que sostienen creencias heterodoxas.
Este abuso de poder por parte de la autoridad eclesiástica provoca el malestar
de la autoridad civil, el representante del poder imperial, Orestes. Este encuentra
respaldo entre las personas notables de la ciudad, entre ellas Hipatia, y
muchos comienzan a lanzar el rumor de que ella y sus ideas son el impedimento
de la reconciliación entre Cirilo y Orestes, ambos cristianos.
Efectivamente, en política, Hipatia
defiende el gobierno civil secular y el diálogo en política y cree que la
autoridad del obispo Cirilo no debe extenderse a sectores que corresponden a la
administración civil. Esta implicación de Hipatia en los asuntos políticos como
amiga personal de Orestes es el origen de los celos o envidia de Cirilo quien
teme su influencia tanto en Alejandría como fuera de ella. Al tiempo, Cirilo
ansía el reconocimiento de los nobles y los ciudadanos del que Hipatia
disfruta. Pero Cirilo sabe que las clases más bajas y los paganos a quienes
ella no apoyó en el episodio del Separeo pueden ser utilizados a su favor. Sus
acólitos comienzan a poner en práctica su estrategia: la presentan como bruja y
le achacan el peor tipo de brujería, la magia negra, que está penada con los
castigos más severos en el sistema legal del imperio cristiano. Los rumores
sobre la práctica de la magia negra provocan un miedo profundo entre los más
ignorantes que, en consecuencia, atemorizados están dispuestos a actuar de
forma violenta y despiadada contra los brujos. La célebre filósofa se convierte
en una “abominable mensajera del infierno consagrada en todo momento a la
magia, los astrolabios y los instrumentos musicales”. Por medio de esa
manipulación se presenta a Hipatia como bruja peligrosa que formula hechizos
satánicos contra los alejandrinos y su primera víctima es Orestes el gobernador
de la ciudad quien, como consecuencia de sus encantamientos, se aleja de la
verdadera religión cristiana. De entre los convencidos surge un grupo que
decide matar a Hipatia y ejecutan el crimen un día de marzo del año 415.
Es el asesinato de una bruja cometido
por cristianos que aplican con celo sus creencias y defensa de la religión de
Cristo, pero lo cierto es que es un asesinato político. El conflicto entre
Orestes y Cirilo finaliza al eliminar la persona que representa la oposición a
éste. Como consecuencia, Orestes probablemente abandona la ciudad consciente ya
de su extrema debilidad, y Cirilo logra la posición deseada en Alejandría. Si
bien finalmente Constantinopla acaba recortando su poder sobre la ciudad de
Alejandría.
Su asesinato no es único, Alejandría
es un polvorín y la ciudadanía se ve mezclada en continuos disturbios (se
subraya el carácter especialmente violento de los alejandrinos en una ciudad en
la que conviven paganos, judíos, cristianos, arrianos…). En los años anteriores
y siguientes otros obispos sufren la misma muerte que Hipatia. Los cuerpos son
arrastrados por la ciudad, mutilados y exhibidos atravesando la Vía Canópica, a
continuación los restos son quemados y las cenizas esparcidas. Con ello se
evitaba la conservación de unas reliquias que hubiesen supuesto su conversión
en mártires y un lugar que venerar por parte de fieles. Además, en una región
como la egipcia donde la preservación de los cuerpos había alcanzado un nivel
de complejidad y perfección técnica, la incineración era un acto denigrante.
Hipatia fue protagonista de un ritual idéntico.
Textos de referencia:
M. Dzielska (1995), Hipatia de Alejandría, Siruela, 2004
M.
E. Waithe, History of Women Philosophers,
vol 1. Kluwer A.P., 1987