23 octubre 2009

Hipatia

¿Quién fue Hipatia realmente? Agora ha dado a conocer la figura de Hipatia, aunque puede que realmente aún no la conozcamos bien, algunos aspectos son discutibles... Lo primero que debemos hacer es preguntarnos ¿qué sabemos realmente de ella? Esta es una selección de las fuentes históricas disponibles.
En la obra de Dasmacio, Vida de Isidoro, reproducida en el Suda, enciclopedia bizantina del siglo X, puede leerse lo siguiente:
Hipatia, hija del geómetra y filósofo Teón de Alejandría, fue una filósofa muy conocida. Fue la esposa del filósofo Isidoro y alcanzó su madurez en tiempos del emperador Arcadio. Autora del Comentario de Diofanto, también escribió un trabajo titulado El Canon astronómico y un comentario a Las cónicas de Apolonio. Fue despedazada por los alejandrinos y su cuerpo fue ultrajado y dispersado por toda la ciudad. La causa de esto fue la envidia por su destacada sabiduría, especialmente en astronomía. Hay quienes dicen que Cirilo fue responsable de esta atrocidad; otros culpan a la innata ferocidad y las tendencias violentas de los alejandrinos porque actuaron con algunos de sus obispos del mismo modo, por ejemplo con Jorge y Proterio.
Hipatia nació, se crió y se educó en Alejandría. Como ella superó en inteligencia a su padre, no estaba satisfecha con su instrucción en cuestiones matemáticas; también se dedicó diligentemente a todas las cuestiones de filosofía.
Acostumbraba a ponerse su manto de filósofa y pasear por medio de la ciudad interpretando públicamente a Platón, a Aristóteles, y las obras de algunos otros filósofos a quienes deseaban escucharla. Además de su habilidad en la enseñanza, estaba situada en la cumbre de la virtud cívica. Era justa y casta y permaneció siempre virgen. Era tan bella y bien constituida que uno de sus discípulos se enamoró de ella y al ser incapaz de controlarse a sí mismo le mostró un signo de su encaprichamiento.
Hipatia intentó sin conseguirlo, calmarle mediante la música. La verdad es que la historia acerca de la música no es correcta. En realidad, ella cogió paños que había manchado durante la menstruación y se los mostró como un signo de la suciedad de su menstruación y dijo: “Esto es lo que amas, joven, y esto no es bello”. El se sintió tan avergonzado y asustado ante la horrible visión que experimentó un cambio en su corazón y se convirtió rápidamente en un hombre mejor. Así era Hipatia, tan inteligible y elocuente en el discurso como prudente y cortés en sus actos. La ciudad entera la quería sin lugar a dudas y le tenía gran veneración, pero los gobernantes de la ciudad la envidiaron desde el principio, algo que frecuentemente ocurría en Atenas también. Pues si la filosofía había perecido, sin embargo, su nombre aún parecía venerable y magnífico a los hombres que ejercían de líderes en el estado. Ocurrió un día que Cirilo, obispo del grupo opuesto (el cristianismo) pasaba por delante de la casa de Hipatia y vio una gran multitud de gente y de caballos a su puerta. Algunos estaban llegando, otros llegando y otros por allí alrededor. Cuando él preguntó por qué estaba una multitud allí y para qué todo aquel jaleo, le dijeron que era la casa de la filósofa Hipatia y que ella estaba saludándoles. Cuando Cirilo oyó esto le entró tal ataque de envidia que inmediatamente empezó a conspirar su asesinato y la más forma atroz de asesinato. Cuando Hipatia salió de su casa, en la forma acostumbrada, una multitud de hombres mercenarios y feroces que no temían el castigo divino ni la venganza humana la atacaron y la mataron, cometiendo así un monstruoso y atroz acto contra su patria. El emperador estaba irritado y la habría vengado si Adesio no hubiese sido sobornado. El emperador asumió el castigo y la familia pagó el precio por sus descendientes. El recuerdo de estos sucesos todavía permanece vivo entre los alejandrinos.

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