14 agosto 2014

Mujeres y Matemáticas



La imagen de la ciencia como actividad objetiva, racional y neutral, inmune a los valores culturales y sociales, y regida por criterios de cientificidad considerados seguros e inmutables, proviene fundamentalmente del carácter de la demostración matemática. La ciencia usa un lenguaje preciso, somete a prueba sus afirmaciones, demuestra matemáticamente sus hipótesis. Y en aquellos casos en que se advierte la presencia de sesgos o intereses, constituyen un buen ejemplo de ‘mala ciencia’ que la propia ciencia debe sancionar y rechazar. Es cierto que la práctica científica  tiene sus propios filtros, pero no es menos cierto que incluso las matemáticas reflejan, si observamos detenidamente la cuestión, los valores de la cultura y momento histórico en que se desarrollan muchos de sus presupuestos. Así, podemos preguntarnos por qué diferentes sociedades o civilizaciones han tenido diferentes versiones de las matemáticas, pero también cuándo y por qué surge la cuestión de la probabilidad, o el cálculo infinitesimal, a qué problemas daban respuesta estos desarrollos matemáticos y otros más recientes y qué valores reflejan. Las matemáticas son también, en gran medida, contextuales.