10 noviembre 2013

Mileva Maric. A la sombra del genio


“Es innegable que Mileva podía entender sus artículos y que incluso podía leerlos a la caza de errores”. Esta es la conclusión del autor del texto Einstein. El espacio es una cuestión de tiempo, primer libro de la colección que publica El País sobre los grades hitos de la ciencia, en relación al debate que se produce en la Historia de la Ciencia de las últimas décadas sobre el papel de Mileva Maric en los trabajos científicos que llevarían a Einstein a la gloria. ¿Sólo leerlos?

La polémica sobre la posible coautoría se inició en el Simposium sobre “el joven Einstein” organizado por la A.A.A.S. (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia) en 1990. Unos años antes, en 1987, se abrían los archivos privados del científico después de la muerte de sus albaceas y la correspondencia revelaba aspectos poco conocidos de la vida de Einstein. Los detalles de la relación con Mileva Maric, su compañera de estudios y primera esposa, la existencia de una hija nacida antes del matrimonio de la que se pierde su pista unos años después y, sobre todo, escrito de su puño y letra referencias a “nuestra teoría”. Los historiadores e historiadoras se alinean entre quienes ven en Mileva una especie de musa romántica, una inspiradora y estímulo constante a la creatividad del genio, el papel que a lo largo de la historia se ha otorgado a las mujeres, amigas, esposas o amantes de los grandes hombres que han contribuido a los avances de la ciencia, y aquell@s que sostienen que los conocimientos matemáticos de Mileva fueron indispensables para ofrecer forma y fundamento a la imaginación teórica de Einstein. Es innegable que los años más creativos de su carrera científica fueron aquellos en los que ambos estaban juntos.